jueves, 13 de febrero de 2014

La ultima Noche Buena.


 Se acercan las fiestas, y todos venimos con abundante cansancio sobre el lomo, razón  de un año duro, un año raro. El primero desde que vos no estas. Me pongo a pensar en navidades pasadas y se va el sueño de este martes de madrugada, Camara de comercio, Sociedad francesa o vasca cualquiera que haya sido todo juntos reunidos, una numerosa familia, de la que nunca me termine de aprender todos los nombres y nunca supe cada uno de los lazos, para mi el árbol, siempre fuiste vos y tere, de ahí tendíamos nosotros como unos pequeños y verdes limones.
Uno se pone grande, los almanaques se arranca solos, vuelan con el viento, sobre el aire. y no nos damos cuenta, o no tiene sin cuidado. De la infancia me acuerdo contadas cosas, pero en muchas, aunque puedan ser pocas, estas vos y eso es mucho.
Mediodías soleados, donde uno a uno ibamos entrando al salón donde, con una mezcla de cansancio (algunos resaca) y las buenas vibras que siempre traen las fiestas nos juntábamos a celebrar. Los de buenos aires, alguno de Entre Rios que venian. Cada padre con su hijo, hermanos,amigos, novios, suegras,  primos, el primo del primo de alguna tía y cualquiera que tenga minimamente algo que ver con alguno de todos los que estábamos ahí, cada vez eramos mas, hasta que un día fuimos algunos pocos, con la misma naturalidad con la que se esconde el sol y sale la luna, esa naturalidad con que las cosas se transforman y uno trata de adaptarse para no quedarse mirando de reojo, con cara de nada.
También están en mi cabeza esos Diciembre en tu casa, vos siempre en el fondo, alla atras en tu viejo patio, haciendo el lechón de turno, la abuela en la cocina, preparando todo y mirándote por la ventana, con las cortinas abiertas de par en par, para no perder ningún detalle, nosotros los mas chicos, corriendo por ahí, molestando a "guagua", o explotando chaka-chakas en la vereda y siempre habria uno, preguntandose por Papa Noel, por cuando vendrá.
Ellos los mas grandes, discutiendo de política, eso nunca podía faltar, Peron, Eva, Evita y cuanto peronista de turno ande merodeando, siempre eran parte de la sobremesa. Tu casa rebalsada de gente, como siempre te gusto verla, colchones en la pieza de cocer, valijas por el piso, a pesar de todo siempre quedaba un rincón para el pino (de verdad) de la abuela.
Tablón rectangular, caballetes de hierro, banco de madera de algún pino, las banquetas para los mas pendejos y reposeras celeste para los viejos. Y nada de empresas de catering, cada uno aportaba lo suyo y a compartir, estilo kermes. Nada podia derperdiciarse,  que al otro día había que ir a la casa de la Tía Nydia o Tía Clady (para mi siempre fue la misma casa).
Mientras escribo, borro y reescribo, puedo verte a vos, entrando desde el fondo con tu delantal de jeans algo engrasado, una camiseta blanca, mas blanca que el algodón, con una cuchilla en una mano y en la otra la bandeja de loza que todos esperábamos, te veo dejándola en poder de alguna de las mujeres, al instante te llenas un vaso con Cinzano, Terma y hielo. Volves a salir, para que nadie quede sin ser atendido. La cabecera queda vacía esperándote, yo sigo esperándote,  pero nunca fue fácil hacerte sentar. Pasaron muchas fiestas, muchos veranos en el quincho de vialidad, tardes enteras yendo de lo de la tia mari, o esperándolos en casa, muchas cosas que me contaron y otras que como ya te dije no me acuerdo.
Caen los días como flechas, y yo te pienso mas, supongo que hace un año, no había caído en la cuenta en esa primer noche buena que no estabas, y así seria por siempre. Ya no vas a estar sentado en la mesa a la derecha de la abuela, como cada vez que podías, en silencio, y de brazos cruzados, amargándote de algo, y sonriéndote por tanto.

Vos sentado, con los pies en la vereda, en el frente de la casa de susana, sobre avenida Belgrano, como un espectador de la vida, con el pelo gris, y una mancha color vino tinto en la muñeca, tu chaleco azul que te cubre el pecho y los zapatos lustrados, esperando a nadie, pendiente de todos. Siempre.
Con una taza de café en la mano,y sonriendo con cada uno de los 17 músculos que se contraen por sonrisa y te hacen borrar las arrugas, una a una de la cara.
Sentado ahí, al borde del escalón, en la cornisa de la vida, sin decir nada pero entendiendo todo.
Me dicen "se vienen las fiestas" y me rebota esa foto en la cabeza, y sueño... y antes de salir de ese sueño y de esa foto,  la veo a Mama sentada, exactamente un año después, casi sobre la sombra que dejaste, su cuerpo esta ahí, pero ella no, tiene la mirada perdida y los ojos vidriosos preguntándose por vos, y yo sin el coraje suficiente para abrazarla, pero la pudiéndola sentir, busco secar mis lagrimas en los ojos de Pedrito que es feliz y sin saber porque.

Me pongo a escribir mas cartas que Frida Kahlo a Diego Rivera si alguien me da la esperanza de que esta navidad estés levantando tu copa en algún rincón de la casa de la tía susana, le regalo un cajón de cerveza a la tia cladys y juego con los hijos de Caro toda la noche, Juro que me hago de racing como Leo y Felipe o salgo a saludar con mama a todas sus amigas, casa por casa, por todo el pueblo. Te lo juro Negro.